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Via Verde del Aceite desde Jaén a Córdoba

En la ciudad de Jaén se sitúa el inicio de la Vía Verde. Para encontrar el punto de partida deberemos dirigirnos hacia el oeste de la ciudad, donde se ubica el Polideportivo de las Fuentezuelas. Allí, al final de la Ronda Juez Juan Ruiz, arranca la Vía Verde.

Los primeros metros los recorreremos en paralelo al trazado del ferrocarril activo que se dirige hacia Espeluy. A unos 1.500 m de recorrido nos separaremos de la vía activa de Renfe y comenzamos el ascenso hacia Martos, en un trazado en arco que esquiva las fuertes laderas de la Sierra de la Grana, coronadas por el Jabalcuz. En un futuro acceder a la Vía Verde del Aceite será aún más sencillo y seguro. Un carril bici, desarrollado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el ayuntamiento de Jaén respectivamente, brindará a los ciclistas un paseo continúo para salir de Jaén y conectar con la Vía Verde. El carril bici, de 3,2 km, discurrirá por las avenidas de Andalucía y Arjona y la Calle Baño de Las Fuentezuelas, uniendo el centro urbano con el área deportiva de Las Fuentezuelas y la Vía Verde.

A unos dos kilómetros del arranque, la vía férrea sucumbió bajo el trazado de la autovía de circunvalación jiennense, pero un cercano paso inferior y unos caminos rurales han servido para dar continuidad al trazado de la Vía Verde que nos lleva a la primera estación de la ruta, Torredelcampo. Pero antes de llegar, en el Km 6,3, tendremos la oportunidad de reponer fuerzas en la fuente existente en el cruce con el camino de Jaén a Torredonjimeno. Este camino es en sí mismo una alternativa de ruta complementaria, ya que articula el itinerario arqueológico de Los Torreones. En esta zona, a derecha e izquierda se van sucediendo los cortijos, los centros de trabajo de estos olivares. Continuamos nuestro suave ascenso, hasta llegar en el Km 8,8 a las ruinas del cargadero-apartadero de Moralduro, donde se traspasaba a los trenes la producción de yesos de una vecina cantera.
Toca cruzar la autovía A-316, ¡no hay problema! Una flamante pasarela metálica de 73 metros de longitud atraviesa la carreterapermitiendo a los paseantes y ciclistas alcanzar la estación sin problemas.

La estación de Torredelcampo, situada en el Km 11, dispone de una fuente de agua y es la primera de las grandes estaciones de la ruta. Tras la obligada escala en el pueblo, dejamos atrás la estación por el túnel del Caballico. Sus 333 m. en curva han exigido su iluminación, lo que nos librará de siniestros riesgos. También nos evitará cualquier peligro el nuevo tablero de traviesas tendido sobre el primer puente metálico de la ruta. Situado en el Km 12, el puente de la Piedra del Águila vuela durante 104 m sobre el arroyo del mismo nombre. Apoyado en dos pétreas pilas, su oxidada celosía metálica se recorta altiva sobre el mar de olivos del entorno. Algún kilómetro más adelante, tras una espléndida vista sobre el infinito olivar y cruzar otro sobrio viaducto metálico menor, nos vamos aproximando a nuestra siguiente escala: Torredonjimeno.

Antes de llegar deberemos superar un nuevo tránsito subterráneo. Este nuevo túnel tiene unos 120 m de longitud y a su salida llegamos a Torredonjimeno. Tras el paso superior de la N-321, penetramos en el recinto de la estación (Km 15,2).

 

Desde Torredonjimeno, nuestra ruta inicia un sinuoso trazado que le permite ir ganando altura, de forma parsimoniosa, hacia Martos. Al comienzo, cruzaremos sobre el nuevo acceso a Martos desde la A-316 por una pasarela de nueva construcción. Poco después deberemos cruzar, otra vez (y van cuatro) la A-316 aunque, en este caso, la Vía Verde desciende a un camino y aprovecha un paso inferior. Un camino paralelo al pie del terraplén del ferrocarril nos remonta a la vía en un tramo decididamente orientado hacia el sur.

Nos dirigimos hacia el casco urbano de Martos bajo su imponente Peñón. Este se eleva a 350 m sobre la ciudad y nos sirve también de referente altimétrico, indicándonos que hemos coronado la cima de la Vía Verde (650 m.). Desde este lugar se inicia un descenso, prácticamente ininterrumpido, hasta el río Guadajoz, que marca la «frontera» entre las dos provincias. La parada en Martos la haremos, cómo no, a la sombra de la marquesina de la estación (Km 23) que, como todo el conjunto de edificios, se conserva en bastante buen estado.

Y para no perder las buenas costumbres, dejamos Martos con una nueva intersección con la A-316. En este caso se ha construido bajo ella un túnel, obra que nos permite franquear limpiamente la cinta de asfalto.

Las cerradas curvas van a seguir marcando la tónica del itinerario. Sólo los terraplenes y las trincheras se atreven a romper la perfecta geometría del olivar. También rompe el verde fondo la alba mancha de una vieja cantera de yeso situada a la vera de la vía en el Km 26. Tres kilómetros más adelante nos encontramos la A-316, ¡cómo no!. En esta ocasión una pasarela de nueva construcción nos permite franquear limpiamente la pista de automóviles.

Desde aquí seguimos nuestro sinuoso descenso hacia el Salado, contorneando para ello la cota del Cerro de la Capellanía. Al final de esta revuelta nos topamos con el valle excavado por el Arroyo Salado. El ferrocarril salvó este cauce por un puente metálico, de 208 m de longitud y apoyado en dos pilares de sillería (Km 34), una de las obras más majestuosas del recorrido. Poco a poco, lo abrupto sustituye a las lomas, acercándonos a las estribaciones serranas de la Subbética.

 

 

Pronto nos encontremos con otro espectacular viaducto, el que cruza de lado a lado el arroyo del Higueral. Algo más corto que el anterior (133 m), nos da paso a un terreno de perfiles más suaves. En estos predios es donde se ubicó la solitaria estación de Vado-Jaén (Km 37). Lejos de cualquier núcleo urbano (a más de 7 kms el más próximo), su creación se justificó sólo para facilitar un punto de cruce a los trenes.

Dejamos atrás la estación de Vado-Jaén y continuamos el pequeño ascenso que se había iniciado en el barranco del Higueral, contrapendiente que rompía la tónica de descenso iniciada en Martos. En cualquier caso, la leve rampa de ascenso finaliza a dos kilómetros de Vado, retomando el descenso que ya no tiene interrupción hasta alcanzar el río Guadajoz y el límite con la vecina provincia cordobesa.

La coronación de ese pequeño puerto se localiza en una intersección con la antigua carretera N-321. En este caso todo se mantiene como estaba hace años: la carretera cruza la vía por un pequeño pontón. Al poco dejamos la vieja carreteray nuestra ruta prosigue sobre trazados de dominante recta, con grandes panorámicas paisajísticas, generadas por el cercano valle del Víboras y, al otro lado del río, las cumbres de Ahillos.

En el Km 42 llegamos precisamente al punto donde la vía cruza el río, mediante otro espectacular viaducto metálico. La celosía de 224 m de longitud se eleva como un perfecto mirador sobre el valle. Al pie del viaducto se eleva el puente medieval sobre el Víboras. Obra de un solo arco de medio punto, permite el paso a un rancio camino casi olvidado hoy día.

Seguimos el descenso, pasando a los pocos metros por una abandonada cantera de balasto ferroviario: la cantera de La Muela. El terreno sigue mostrándose quebrado, siendo frecuente que la vía se eleve de entre los olivos por altísimos terraplenes.

Camino de la siguiente estación, Alcaudete (cuyos edificios han sido recuperados pero sin un uso turístico concreto), la Vía Verde utiliza dos antiguos puentes metálicos del ferrocarril, sobre los arroyos del Chaparral y de la Esponela, ambos de 70 m. De un solo tramo, situados en el Km 45 y 46 respectivamente, se inscriben en un sector de rectas que conducen a Alcaudete, última estación de la ruta. La localidad de Alcaudete, con su imponente castillo un dista (¡cuesta arriba!) unos 4 kms de este enclave ferroviario, lugar donde se sitúa un providencial establecimiento hotelero donde hacer parada y fonda.

Al otro lado de la estación nos encontramos por última vez con la A-316. ¡No hay problema! Una nueva pasarela instalada en 2018 evita cualquier peligro

Apartir de la estación de Alcaudete, la traza abandona la monotonía de los olivos, dejando paso a un paisaje más natural, con vegetación mediterránea muy aclarada. El valor natural de la zona se acrecienta al pasar, poco más adelante, junto a la Reserva Natural Laguna Honda (Km 50). Situada a la izquierda del camino, este espacio natural protegido tiene su mejor atalaya desde la propia Vía Verde.

Desde aquí nos internamos en el último tramo jienense de la ruta. Se trata de tres kilómetros en los que la vía traza dos profundas curvas en torno a la Loma de Desgarradero. En el Km 52 se cruza el barranco del Desgarradero por un nuevo puente metálico de 83 m, aperitivo del espectacular viaducto del río Guadajoz. Este increíble mecano se eleva sobre dos pilas de vigas de hierro articuladas que sostienen una gran celosía de 200 m de longitud. Las aguas del Guadajoz han propiciado la formación de un gran tarajal aguas arriba del puente, asiento de una viva colonia pajarera. Aguas abajo del viaducto, el Guadajoz no fluye, ya que, en época de lluvias, el nivel del embalse de Vadomojón llega hasta las mismas pilas del viaducto. Al otro lado del viaducto la vía prosigue su trazado ya en la provincia de Córdoba.

Ya en tierras cordobesas de la comarca de la Subbética, tras cruzar el río se asciende por una suave pero continua cuesta entre olivares. La vía va dejando atrás el Guadajoz y se pega al terreno, trazando atractivas curvas y calando el terreno en grandes trincheras. Esta remontada toca a su fin unos tres kilómetros más arriba, concretamente en el llamado Collado de las Arcas.

En este punto se apreciarán los restos de un antiguo apeadero del tren y otro más veterano cargadero de mineral. A partir de aquí llegamos a uno de los espacios más atractivos de esta ruta: la Laguna del Salobral.

En este paraje, la vía se eleva desde el principio en un terraplén que, sumado a la cota natural del terreno, hace que la antigua plataforma ferroviaria sea un lugar excepcional para contemplar la Laguna del Conde o del Salobral. Con este fin se han acondicionado una serie de miradores hacia la lámina de agua. Si queremos ver alguna ave en este humedal es la primavera la época más propicia del año, cuando la laguna se colma de agua y patos.

Dejamos atrás laguna y patos y seguimos camino. Entre nuestros habituales olivos alcanzamos la carretera N-432, en un punto donde un peligrosísimo paso a nivel ha sido suplido por una pasarela que nos pone sin riesgos al otro lado.

 

Una suave ascensión entre amplias curvas nos permite llegar, a la estación de Luque. Un emprendedor empresario ha asumido la gestión del viejo edificio ferroviario y lo ha convertido en un restaurante y museo recuperando muchos elementos de la antigua explotación ferroviaria. Reemprendemos camino hacia la siguiente escala: Zuheros.

Previamente podemos aprovechar para subir a la roquera villa de Luque, por un camino de tierra que trepa desde la misma estación

A la salida de la estación, hacia la derecha se abre el trazado del Ramal del que conduce a la localidad de Baena, bien perceptible por la pasarela metálica que salva la carretera N-432 a apenas 250 m de la estación. 8 kilómetros más que se suman a este itinerario. En este punto, una opción muy recomendable es visitar Baena llegando hasta allí a través del ramal de la vía verde del Aceite que desde la estación de Luque conduce a esta bella localidad. Este tramo de 7,753 Km fue puesto en servicio en noviembre de 2010, uniéndose a la Vía Verde más larga de Andalucía.

Pasada la Estación de Luque, a la derecha encontramos una pasarela de 83 metros de longitud que salva la carretera N-432. Continuamos el trazado ferroviario y a pocos cientos de metros cruzamos a nivel de la carretera CO-6204 para llegar en breve al único edificio ferroviario (casilla ferroviaria) que hoy permanece en pie y que actualmente es utilizada de establo para equinos. Estamos muy cerca del hito kilométrico 6.

Seguimos la vía verde rodeados de un mar de olivos.

Tras cruzar el Camino Cañada del Rosal, continuamos nuestra traza siempre paralela a la N-432. Pronto iniciamos un pronunciado ascenso, estamos inmersos en el camino de servicio de esta carretera, para alcanzar el punto kilométrico 3, la primera de las dos áreas de descanso que presenta esta vía verde. Este punto merece una parada pues se trata de un excelente mirador desde el cual podemos observar el perfil de la serranía del Geoparque y Parque Natural de las Sierras Subbéticas, con el bello pueblo blanco de Zuheros al fondo, y algo más próximo a nosotros la fértil vega del río Marbella. Tras nuestro merecido descanso, iniciamos el descenso hasta topar con el paso interior de la N-432 y pronto volver a la original plataforma ferroviaria, no sin antes de nuevo cruzar otra pista, el Camino de Mangarulejo.

La Vía Verde discurre en una posición elevada que nos hace disfrutar del paisaje del olivar y algún que otro viñedo, discurriendo paralelamente a la antigua carretera N-432. En breve llegamos al restaurante y apartamentos “Fuente de la Salud”, otro espacio de merecida

“parada y fonda”. En escasos minutos accedemos al entorno de la desaparecida Estación de Baena, hoy un espacio convertido en área de descanso y espléndido mirador que otea la bella villa de Baena, cuna de los preciados aceites con Denominación de Origen Baena.

Desde este emplazamiento podemos descender por el antiguo acceso a la Estación de Baena hasta alcanzar el casco urbano, cuyo itinerario, marcado con pintura verde continúa hasta la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y frente a ella la oficina de información turística.

Un serrano recorrido al pie de las peñas de la sierra nos va a acercando hasta Zuheros pequeña localidad pero con sus atractivos bien concentrados. Antes de llegar, no obstante, pasaremos a orillas de la piscina, tras la cual llegaremos a los restos del apeadero.

Las viviendas del pueblo de Zuheros se encuentran a una cota superior a la de la vía;  se puede ascender por la carretera que cruza a nivel la traza junto a la casilla rehabilitada como «Museo Estudio Francisco Poyatos». La ascensión tiene una merecida recompensa: pasear las calles de Zuheros, máxime si se recorren en primavera, en plena floración. Desde la plaza de esta localidad se tendrá una de las mejores perspectivas de esta vía verde, el único camino llano entre tanta sierra.

En el regreso a la vía, nos encontramos con el puente de Zuheros. Situado a pocos metros del apeadero, este cruce frente al cañón del río Bailón, aparece en todos los catálogos de puentes con valor monumental. Su estructura es metálica y tiene una atractiva planta en curva.

Entre olivos nos vamos acercando a otra villa encaramada en una colina: Doña Mencía. Nuestra vía esquiva el pueblo, llegando a su estación (Km 74,5) que, como en el caso de Luque, también ha sido habilitada como restaurante, junto a este se halla un hangar que se usa para el alquiler de bicicletas y un área de estacionamiento para caravanas. Dejamos atrás Doña Mencía.

La Vía Verde mantiene ahora un trazado con casi nula pendiente, lo cual se consigue gracias a ingentes movimientos de tierra. Espectaculares terraplenes y profundas trincheras, sostenidas estas últimas con elegantes muros de sillería.

Como una constante en toda la vía, a cada poco se suceden las casillas de ferroviarios, de las cuales, la situada en el km 77 ofrece a los que allí recalen unas preciosas perspectivas del caserío de Doña Mencía. Además, esta casilla ha sido rehabilitada por el ayuntamiento de Doña Mencía, a través del Programa de Turismo Sostenible de la Subbética Cordobesa, para cobijar en un futuro otro punto de información turística.

Tras cruzar sobre un puente la vieja carretera de Cabra, se accede al cuarto y último túnel de esta vía y único en la provincia de Córdoba: el Túnel del Plantío. De apenas 140 m a partir desde aquí se inicia el descenso hacia la villa de Cabra. En este tramo el terreno se encrespa sobremanera y abundan los grandes movimientos de tierra y alguna que otra espectacular obra de fábrica.

Contorneando el cerro Alvarillo, la vía afronta el paso del Arroyo del Fresno a través de uno de los viaductos más espectaculares del ferrocarril: el Viaducto de la Sima de 132 m.

Un kilómetro más adelante cruzaremos otro viaducto, el de «Los dientes de la vieja», de menor porte que el anterior (solo 25 m) sobre la carretera. Cruzaremos en otras dos ocasiones con la carretera, a nivel y desnivel respectivamente y, al poco, vislumbraremos la villa de Cabra, a la que llegaremos tras un sinuoso recorrido.

La estación egabrense y su edificio de viajeros acogen el Centro de Interpretación del Tren del Aceite, exponiendo los datos básicos de aquel ferrocarril, la Vía Verde y la comarca de La Subbética. También comparten el espacio de la estación un restaurante, un punto de alquiler de bicicletas y a pocos metros un área de estacionamiento de autocaravanas.

Dejamos atrás Cabra volviendo a tierras de olivos, avanzando hasta llegar en un entorno especialmente calmo hasta el viaducto del Barranco del Alamedal. (Km 93). Tras éste se inicia un tránsito a zona de viñedos, aproximándonos hacia la ciudad de Lucena. A la altura del Centro de Turismo y Ocio de la estación de Lucena (Km 98,7) se puede hacer una parada en el área recreativa que se encuentra equipada  con un parque infantil y un restaurante.

Dejamos la estación de Lucena y, tras cruzar mediante una pasarela de nueva construcción la carretera A-318, dejamos la ciudad por una zona industrial en paralelo a la carretera de Córdoba. En un suave y sinuoso descenso, cruzando algún que otro pontón metálico sobre vaguadas o caminos, alcanzamos la penúltima estación de nuestra ruta (Km 107,9): Moriles-Horcajo.

La estación, un elegante edificio muy bien conservado, se ubica en la pedanía lucentina de Las Navas del Selpillar. Ha sido recuperada como Centro Enogastronómico de la Ruta del Vino Montilla-Moriles, centro de interpretación sobre el vino Montilla-Moriles y su entorno.

La traza recuperada se prolonga otros cuatro kilómetros más por tierras de la Subbética, hasta el área de descanso situado junto a la raya entre los términos de Lucena y Moriles (Km 112).

Desde aquí, y gracias a las obras de acondicionamiento del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que en 2012 recuperaron como vía verde los 7,8 km finales de plataforma ferroviaria, permite llegar desde Las Navas del Selpillar, término municipal de Lucena y continuar hasta la antigua estación de Camporreal, última del recorrido, situada a 4 km del casco urbano de Puente Genil, al que pertenece.

Superado el punto kilométrico 112 y final de la Vía Verde de la de la comarca de la Subbética, justamente donde existe un área de descanso y la Ruta de los Lagares de Moriles (10,7km), este último tramo continúa tras un talud con plantones de pino, cornicabra o romero, cruzamos un camino agrícola y el Arroyo de Fuente Romero.

Poco tiempo después alcanzamos la única área de descanso de este tramo que se encuentra sobre elevado a nuestra derecha, junto al cruce con la Vereda del Cuquillo (que nos puede servir, a nuestra izquierda, de vía de escape para llegar a la carretera A-318. A escasos metros, según la época, podemos disfrutar de una extensa plantación de girasoles a nuestra izquierda (punto kilométrico 2), desde dónde se divisa la gran pasarela roja que salva la A-318 y al fondo las elevaciones de la Sierra del Castillo, con su medieval Torre del Castillo de Anzur. Y unos metros más adelante has de pasar la anunciada pasarela, mirador artificial que nos permite otear las inmensas extensiones de olivares.

El recorrido entre el kilómetro 116 y 117, discurre entre taludes plagados de conejos que saltan al paso del viajero, al mismo tiempo que disfrutaremos de un verde pasillo flanqueado por encinas, almendros, cañas,… y balaustradas de madera. En este tramo tampoco falta la presencia de perdices rojas, milanos reales o aguiluchos cenizos, a nuestra izquierda un ejemplo del típico cortijo andaluz, el Cortijo Montecalcedo. Pronto, cuando  el nivel del agua lo permite, atravesaremos el gran badén que salva el Arroyo Navaluenga. Aproximadamente un kilómetro después, poco antes del hito kilométrico 7 (km 119 del itinerario), nos toparemos con la única casilla ferroviaria que aún se mantiene en pie en esta sección.

En breve tiempo un pasillo de adelfas nos indica el final de nuestro recorrido. A la izquierda sobresale sobre enormes eucaliptos una chimenea industrial del Cortijo de Santa Elena, muestra de patrimonio industrial aceitero; y a nuestra derecha Campo Real. De aquel poblado ferroviario, quedan seis edificios ruinosos, entre ellos la Estación de Campo Real, un entorno ferroviario que se comparte con la activa línea de ferrocarril Córdoba-Málaga. Este recinto está protegido por una valla metálica y presenta un espacio de aparcamiento al cual se puede acceder a través de la CO-6223 que sale de la A-318.

Desde este punto podemos iniciar una nueva ruta de 6 kilómetros para llegar a la ciudad de Puente Genil siguiendo la reciente señalización realizada por el Ayuntamiento localidad está conectada por ferrocarril lo que nos permitirá una conexión Vía Verde más Tren en ambos extremo de lo que es la Vía Verde más larga de Andalucía: Jaén – Puente Genil.

Agradecer a los que me acompañarón todo su esfuerzo y compañía. Algunos textos son propiedad de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE), fundación del sector Público Estatal constituida el 20 de febrero de 1985, C.I.F. G-78043700, inscrita el 14 de mayo de 1985 con el nº 146 en el Registro del Protectorado de Fundaciones del Ministerio de Cultura (B.O.E. del 09-07-85) y con domicilio social en Madrid, C/ Santa Isabel 44 – 28012. Fotograías del Portal hechoenespaña.com


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